Comer insectos no es tan extraño: lo hemos heredado de nuestros antepasados

Un nuevo estudio asegura que los bichos formaban parte de la dieta de los predecesores de todos los mamíferos hace millones de años.

El consumo de insectos es una posible solución al hambre en el mundo y a la escasez de carne que se producirá a mediados del siglo XXI, tal como las propias OMS y FAO han reconocido en algunas ocasiones.

Aunque existen muchos escépticos que se niegan a consumir estos animales, también hay un amplio público que se siente cada vez más atraído por esta costumbre. Lo cierto, es que no se trata de un comportamiento tan extraño ni tan innovador, es un hábito que hemos heredado de nuestros antepasados.

La investigación se ha basado en un análisis del genoma de unas 107 especies diferentes de mamíferos. Los resultados revelan que nuestros antepasados más lejanos, unas criaturas que habitaron el planeta hace más de 60 millones de años, se alimentaban de bichos. Este hallazgo ha sido posible debido a que los genes para las enzimas que permitieron a los predecesores de todos los mamíferos comer insectos todavía están presentes en casi todos los genomas de los mamíferos actuales.

El genoma de más de un centenar de mamíferos revela que nuestros antepasados ya comían bichos. De hecho, los científicos aseguran que estas evidencias están presentes en animales (a través de las piezas no funcionales de estos genes en sus cromosomas) que no siguen este tipo de alimentación, como es el caso de los tigres o las focas.

“Una de las mejores cosas es que elijas el animal que elijas, incluido el humano, tienen restos en sus genomas de una época en que los mamíferos eran pequeños, probablemente insectívoros y corriendo cuando los dinosaurios todavía vagaban por la Tierra ", asegura uno de los principales investigadores del proyecto, Christopher Emerling. "Es una firma en tu genoma que dice que hace mucho tiempo no eras el grupo dominante de organismos en la Tierra. Al observar nuestros genomas, observamos este pasado ancestral y un estilo de vida con el que ni siquiera llegamos a convivir."

Referencia:
Christopher A. Emerling, Frédéric Delsuc y Michael W. Nachman. “Chitinase genes (CHIAs) provide genomic footprints of a post-Cretaceous dietary radiation in placental mammals” (2018) Science Advances. DOI: 10.1126/sciadv.aar6478

FUENTE: www.muyinteresante.es