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Cada 21 de abril se celebra en Argentina el Día Nacional de la Higiene y Seguridad en el Trabajo en consonancia con el día en que se sancionó la Ley 19.587 de Higiene y Seguridad en el Trabajo; el 21 de abril de 1972, piedra fundamental de la actual normativa en materia de prevención de accidentes laborales en el país. Este día se conmemora, con el fin de reforzar en la opinión pública la problemática de los riesgos y la seguridad de las personas en el ámbito laboral, promoviendo una cultura de la prevención mediante la educación, la sensibilización y la anticipación.

En tanto la Organización Internacional del Trabajo (OIT), estableció el día 28 de abril como el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, con el objetivo de fomentar la prevención de los accidentes y las enfermedades en el lugar de trabajo.

La globalización junto a los grandes cambios tecnológicos ha venido generando profundas transformaciones en la economía mundial. Los fenómenos de globalización encierran una paradoja; la salud de los trabajadores es un requisito de desarrollo, pero el desarrollo deteriora su salud. El efecto de la globalización sobre la economía no es homogéneo. Afecta particularmente a las empresas pequeñas, de reciente formación y escaso desarrollo tecnológico.

En el campo de la salud ocupacional, la globalización golpea a los trabajadores más pobres y a aquellos quienes tienen mayores dificultades para adaptarse a las nuevas tecnologías. Así mismo, dado que la flexibilización generaliza la práctica del “trabajo independiente”, los trabajadores bajo esta modalidad son vulnerados, puesto que no tienen derecho a seguro por riesgos profesionales.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), reveló que 7.600 personas mueren por día en el mundo como consecuencia de accidentes de trabajo o enfermedades profesionales. Por esto, la seguridad y salud en el trabajo, es decir, la prevención de los accidentes y enfermedades profesionales, no podrá mantenerse ajena a los cambios que la globalización que la economía está originando en la sociedad.

El gran desafío, en este campo, será el de convertir las dificultades que conlleva la adaptación a la nueva situación, en oportunidades para el desarrollo futuro de la seguridad y salud en el trabajo. El diálogo social es un instrumento esencial para anticiparse a los cambios en el mundo laboral derivados de las transiciones ambiental, digital y demográfica y gestionar dichos cambios. Es una herramienta muy valiosa para las empresas y para la sociedad en su conjunto, indispensable para la generación de políticas en la materia a través de la negociación, participación e intercambio permanente de todos los interlocutores involucrados; empresarios, profesionales y técnicos, gobiernos, los trabajadores y sus representantes.

En un mundo en vías de globalización en el que los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales suponen un costo de aproximadamente 1,25 billones de dólares al año, tenemos que globalizar también las prácticas adecuadas en materia de seguridad y salud en el trabajo. Es necesario que este proceso sea conducido por organizaciones de trabajadores fuertes.

Los gobiernos, a su vez, deben proporcionar el marco adecuado. Debemos encontrar también mejores formas de utilizar las tecnologías de la información y las comunicaciones que impulsan la globalización para crear mayor conciencia sobre las cuestiones relativas a la seguridad y la salud y promover una cultura de la seguridad.

FUENTE: www.ambito.com